Estados Unidos vive en los últimos meses un fenómeno conocido como ‘ La Gran Renuncia’, una gran multitud de trabajadores abandonando voluntariamente su puesto de trabajo. En concreto, 4 millones de trabajadores, el 2,7% de la fuerza laboral del país, dejaron su trabajo cada mes desde que comenzó la recuperación tras la crisis del coronavirus.
Salvando las distancias con el movimiento de Estados Unidos, la última encuesta realizada por el departamento de Selección de Nexian muestra también un gran movimiento dentro del mercado laboral español. En concreto, revela que el 42% de las personas que han participado en la encuesta, cambiaron de trabajo en el último año y medio, dato significativo teniendo en cuenta que el estudio hace referencia a una época de incertidumbre económica y empresarial y unas previsiones de futuro poco halagüeñas.
A esta cifra hay que sumar el 7% de encuestados, que asegura estar planteándose un cambio de trabajo. En total, un 49% de respuestas inclinadas hacia un cambio efectivo o intención de cambiar de empresa.
La crisis del COVID-19 ha cambiado la perspectiva con la que los trabajadores valoran su empresa. Las personas han experimentado una transformación de sus prioridades al comenzar a darle mayor relevancia a su calidad de vida, buscando en consecuencia un trabajo que les enriquezca personal y profesionalmente.
Además, asegura Cecilia Fernández, de Nexian, “algunas facilidades puestas en marcha durante la pandemia, como la flexibilidad horaria o el teletrabajo, han ido desapareciendo en muchos casos contra la voluntad del empleado, lo que les ha impulsado a reconsiderar su actual trabajo y explorar nuevas oportunidades profesionales en otras empresas que sí incorporen y mantengan estos aspectos entre sus condiciones laborales”.
En el lado opuesto, el 52% indicaron no haber cambiado de trabajo en el último año y medio. Dato que, según Cecilia Fernández, se debe “posiblemente a aquellos que buscan estabilidad en su actual empresa”.
En todo caso, “estas cifras revelan la recuperación a dos ritmos diferentes que se ha vivido a raíz del COVID-19”. Por un lado, “encontramos sectores tradicionales más damnificados, aquellos en los que aferrarse al empleo era un imperativo, mientras que aquellos más novedosos y boyantes, cogieron aún más impulso debido a las nuevas metodologías de trabajo traídas por la pandemia. Todo ello ha dado lugar a nuevas oportunidades que propician movimientos”, ha afirmado.
La conclusión de Cecilia Fernández de Nexian es que, en todo caso, “las organizaciones no deben perder de vista su mejor activo, las personas, impulsando su bienestar dentro de las mismas, algo que repercutirá positivamente en su capital humano”.