Calienta el sol, las ciudades se vacían, las playas se llenan… Parece que todo el mundo está de vacaciones menos nosotros, que nos hemos quedado “de rodríguez” en la oficina. ¿Conocéis esa sensación? Pues bien, cuando parece que todo está paralizado hasta la vuelta de vacaciones, es el momento de no caer en la desidia del estío y seguir trabajando para nuestro negocio, nuestra empresa y también para nosotros mismos. ¿Cómo? Pues de una manera totalmente diferente a como hacemos el resto del año, cuando estamos a tope de obligaciones, reuniones, plazos de entrega…
En verano las reglas y protocolos de la empresa y de trabajo se flexibilizan, las reuniones con clientes son más distendidas y al disminuir la carga de trabajo, disponemos de más tiempo.
Así que os propongo algunos planes para aprovechar y rentabilizar el tiempo en la oficina.
– Jugar: ¿por qué no?: Los que más éxito tienen y más disfrutan de su trabajo son los que se toman sus obligaciones profesionales como un juego, por supuesto con responsabilidad, pero siempre probando, descubriendo, apostando, arriesgando… El juego es diversión, y cuando nos divertimos nuestro cerebro activa miles de conexiones, se dispara la creatividad y somos mucho más efectivos y capaces de desarrollar nuevas ideas, encontrar soluciones a problemas, etc… Recordad que cuando somos pequeños aprendemos a través del juego, así que es una excelente forma de aprendizaje ahora que somos adultos y profesionales.
– Dejar volar la imaginación, preguntándonos: ¿Hasta dónde quiero llegar? Si somos capaces de soñar e imaginarnos muy lejos del punto de partida, estamos realizando un ejercicio muy bueno que nos ayudara a visualizar nuestras metas, que obviamente, tendremos que traducir en objetivos asequibles y a corto plazo para que resulte verdaderamente efectivo.
“Si eres capaz de verlo, eres capaz de hacerlo”. Algunos de los grandes inventores y emprendedores, tuvieron una visión y fueron tras ella para materializarla y hacerla real. Henry Ford imaginó un coche en cada garaje y Bill Gates un ordenador en cada casa. Esto ahora parece increíble, pero también lo parecía antes, cuando no se veían coches en las calles ni ordenadores en los hogares.
– Probar nuevos sistemas de trabajo: O hacer las cosas de manera diferente al resto del año. Es el momento de cuestionar que nuestros métodos y procedimientos de trabajo sean los mejores y los más eficaces. ¿Qué pasa si los cambiamos? Pues que realmente podemos lograr mejores resultados, con todos los beneficios que ello conlleva. Incluso para nuestro cerebro es positivo, porque cuando emprendemos nuevas actividades o ejecutamos rutinas de manera distinta, nuestro cerebro “ha de esforzarse” y eso le hace más ágil y le “obliga” a estar en forma.
– Formarnos y seguir aprendiendo: esta es una buena etapa para adquirir nuevos conocimientos, competencias o habilidades que nos permitirán desempeñar mejor nuestras funciones actuales y nos prepararan para seguir avanzando en nuestra carrera profesional, asumiendo nuevas responsabilidades.
Como veis, el verano es el mejor momento para reinventarse, aprovechar oportunidades y sentar las bases de lo que queremos que sea el “próximo curso”, que seguro que llegará cargado de retos y desafíos.
Lola Sánchez
Consultora de Nexian