La importancia de las habilidades soft aumenta a la vez que crece la necesidad de las empresas de diferenciarse. Y en esa diferenciación, la creatividad de los trabajadores es crucial para aportar valor añadido al resultado final.
Pero, ¿qué aporta a las empresas una persona creativa?
Una persona creativa lo observa todo donde todas las demás simplemente miran. Se encargan de recopilar información y de observarlo todo de todos los lugares posibles, lo que les ofrece la capacidad de ver oportunidades donde otros no las ven.
Además, aprovechan sus malas experiencias o momentos traumáticos para sacar algo positivo: el aprendizaje que les reporta. De hecho, algunos de los investigadores que estudian el crecimiento post-traumático sostienen que mucha gente es capaz de emplear las dificultades y los traumas que sufrieron de pequeños para aumentar sustancialmente su creatividad.
Además, las personas creativas suelen estar abiertas a nuevas experiencias, sensaciones y estados mentales y es precisamente esta apertura la que les ayuda en los procesos de creatividad. La curiosidad intelectual, la búsqueda de sensaciones, el no tener miedo a mostrar sus emociones ni tu fantasía son aspectos clave en estos procesos.
Las personas creativas son fundamentales para las compañías ya que no se dejan vencer por los errores. Ellos perseveran una y otra vez hasta que encuentran un proyecto o solución que finalmente encaja y funciona. Tampoco le tienen miedo al riesgo. Al fin y al cabo, el trabajo creativo consiste en crear algo de la nada y esperar la reacción del resto, con la posibilidad de que la reacción sea nefasta.
Como empresa, posiblemente te interese saber que a los creativos les gustan los desafíos ya que estimulan su motivación interna. Además, suelen tener una mente abierta que les permite abrirse a otras formas de pensamiento a la hora de crear.
Las personas creativas, además, tienen facilidad para acceder al estado de flujo, un estado mental en el que un individuo va más allá de su pensamiento consciente para alcanzar un estado superior de concentración y calma sin esfuerzo. Cuando alguien alcanza este estado es prácticamente inmune a cualquier presión o distracción, sea interna o externa, que pueda entorpecer su actividad. Entras en esa zona cuando realizas una actividad con la que disfrutas y que se te da bien, pero que a la vez te plantea retos; es lo que define a un buen proyecto creativo.