Pasamos 8 horas diarias, 5 días a la semana en el trabajo compartiendo momentos proyectos y retos con otros compañeros. Es muy probable que pasemos más tiempo con nuestros compañeros de trabajo que con la familir y que se establezcan relaciones de amistad entre compañeros de trabajo. De hecho, algunos estudios apuntan hacia el buen ambiente laboral como la clave en la productividad, la motivación y el desarrollo profesional de los empleados.
Pero, ¿debemos sobrepasar la línea roja entre las buenas relaciones de trabajo y la amistad?
Para sobrepasar o no esa línea, es fundamental tener en consideración el tipo de trabajo y de ambiente existente en la oficina ya que podrían surgir tensiones y situaciones de conflicto que pueden dañar esas relaciones.
Por eso, lo primero a tener en cuenta antes de sobrepasar esa línea roja es el ambiente laboral. Si estamos sometidos a una gran competitividad, estrés, individualismo… es posible que las amistades no surjan.
Sin embargo, si el ambiente es el propicio para ello, los compañeros de trabajo pueden ser grandes amigos que pueden entendernos y asesorarnos en los asuntos laborales, además de en los personales.
Sin embargo, hay algunos aspectos que debemos tener en cuenta antes de entregarlos a la amistad entre compañeros de trabajo:
– Solución de conflictos: No es lo mismo tener una discusión con un amigo al que ves un par de veces a la semana qua con uno con el que pasas 8 horas diarias y del que, además, depende parte de tu trabajo semanal. Es importante saber afrontar y solucionar los conflictos de forma eficiente y ágil.
– Ciertos límites, sobre todo al principio: No le cuentes todas tus intimidades desde el primer momento ni le integres totalmente en todos tus grupos de amigos. Mantén cierta distancia y hazla desaparecer a medida que avanza la relación de amistad y compruebas que se puede confiar en él o ella.
– Separación: A veces ocurre que la relación de amistad se produce entre un jefe y un subordinado. Cuando llegamos a la oficina debemos dejar totalmente de lado las relaciones de amistad y ceñiros exclusivamente en las profesionales. Nunca pediremos cuentas ni favores especiales a nuestro jefe por el simple hecho de que sea nuestro amigo fuera de la oficina.
Tanto o más debe aplicarse este principio cuando entramos en competencia por un puesto o si cambia la jerarquía. Muchas veces la ambición no casa con la amistad, así que mucho cuidado en este punto.