
Cuando acudimos a un establecimiento reconocemos fácilmente al vendedor, comercial o asesor. Normalmente, si se trata de un buen profesional, te recibe con una sonrisa y un «¿en qué le puedo ayudar?». Dependiendo del punto de venta y producto que ofrezca esa persona tendrá un aspecto y una predisposición a la venta. Hasta el momento parece sencillo, hay un comprador, un producto u objeto de deseo y un vendedor, tres figuras reconocibles en el proceso de la venta que se desarrolla en el establecimiento. ¿Pero qué ocurre cuando no tenemos una necesidad de compra y aun así entramos en un establecimiento? ¿Quién nos genera la necesidad de entrar al punto de venta? Un potente vendedor que está en segundo plano, el escaparate, al igual que todo el visual merchandising del punto de venta y que determinan los denominados Vendedores Silenciosos.
El escaparate es capaz de persuadir al consumidor, incitarle a adentrarse al interior del establecimiento, donde nuestro consumidor seguirá sintiendo emociones y estará más predispuesto a la compra siempre que los espacios creados generen experiencias positivas.
El Vendedor Silencioso es el vehículo principal de la comunicación entre el punto de venta y el consumidor.
Eso es lo que pretendemos transmitir a nuestros alumnos en los cursos de escaparatismo, así de fácil. Por tanto, ¿no creéis que nuestro Vendedor Silencioso tiene la suficiente relevancia como para tenerle en consideración y dedicarle esfuerzo y recursos?
Hoy en día cada vez son más las empresas y comercios que toman conciencia de todo ello y actúan formando a su personal o contratando externos.
Desde Nexian Training os planteamos los 10 requisitos que todo buen Vendedor Silencioso debe cumplir:
1. Transmitir información a los clientes de la imagen del establecimiento, productos y surtido.
2. Generar atracción y persuasión en cuanto al público objetivo.
3. Crear ambientes creativos y originales.
4. No olvidar que debe guardar coherencia con el interior del punto de venta. Tiene que estar en consonancia.
5. Exposición clara del precio.
6. Renovarse periódicamente y de forma planificada, evitando la improvisación.
8. Orden, limpieza y correcta colocación del producto. Si se incumple alguna de ellas el cliente lo detecta inmediatamente, provocando el rechazo.
9. Lo utilizaremos para comunicar servicios adicionales.
10. Su objetivo final es rentabilizar el punto de venta y generar ventas.
Ahora, tras leer este breve articulo y los «10 mandamientos», os propongo reflexionar sobre lo que estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo… ¿Estamos optimizando todos nuestros recursos al 100%?
Elena Gutiérrez
Consultora de Nexian Training