Solicitar un aumento de sueldo siempre es un momento traumático para un trabajador. Nunca encontramos el momento, desconocemos las posibilidades que la empresa tiene para abordarlo o consideramos que la situación económica actual no es propicia para ello.
Todas estas premisas tienen sentido y es cierto que solo es recomendable plantearse pedir un aumento de sueldo cuando la situación de la empresa sea la propicia y consideres que puede permitírselo.
-Beneficio para todos: Debes convencer a tu jefe de que un aumento de sueldo será beneficioso para todos. Tú mereces ese aumento por tus méritos personales y tu trabajo y la empresa se beneficiará de un trabajador más motivado y contento en su puesto.
-Comparación con los compañeros y la competencia: Si conocemos los sueldos de compañeros en el mismo puesto que el nuestro y con las mismas funciones y el superior, tenemos uno de los argumentos más sólidos.
También podemos arriesgarnos a mencionar los sueldos que personas con la misma función y responsabilidad tienen en otras empresas, siempre y cuando las empresas sean similares dentro del espectro de mercado.
-Aportación a la empresa: debemos conocer nuestra aportación a la empresa y ponerla en valor. En este caso debemos ser concretos con los objetivos conseguidos o los trabajados con éxito en los que se participó. En este punto, lo cierto es que los jefes cada vez son más conscientes de que el éxito de la compañía depende de unos trabajadores satisfechos e implicados que creen valor para la empresa.
-El encuentro para la propuesta: Es muy importante que haya el ambiente propicio para pedir este aumento. Es decir, abordarle en el ascensor o en el pasillo no es una buena idea, ya que tiene fácil escapatoria para negarse. Es necesario establecer una reunión en un lugar aislado, a poder ser dentro de la empresa, y que nos permita hablar tranquilamente con él.
El momento para pedirlo también es importante. Si hemos sido ascendidos recientemente, si hemos conseguido algún logro o si hemos cumplido algún objetivo marcado, es el momento adecuado. Está claro que si la empresa no atraviesa por buenos momentos financieros o está inmersa en una crisis, no es buen momento para proponer aumentos de sueldo.
-Cómo exponer los argumentos: La clave de nuestra intervención debe estar en no abordar directamente a nuestro jefe. Es decir, en primer lugar debemos preguntarle por su satisfacción con nuestro trabajo y trayectoria en la empresa. Si su percepción es positiva y valora nuestro paso por la compañía, entonces es el momento de exponer nuestra petición. Es importante hacerlo empleando argumentos positivos, evitando en todo momento la crítica, la amenaza, los motivos exclusivamente personales o el victimismo.
Por supuesto, tampoco debemos pedir una cantidad desorbitada ni ser inflexibles. Es posible que nuestro jefe no esté dispuesto a darnos la totalidad de lo que pedimos y nos ofrezca una negociación para acordar una cantidad intermedia. No debemos cerrarnos a ella ya que, de lo contrario, es posible que no consigamos ninguna de las dos cosas.