Un despido nunca es una experiencia agradable, no solo en el momento en el que ocurre, tampoco lo es en momentos posteriores o procesos de selección futuros.
Según cómo lo afrontemos, es algo que puede perseguirnos durante varios años. Por eso, lo más recomendable para nuestra salud mental y nuestro futuro laboral es aprender a reaccionar cuando nos pregunten por ese despido.
Los expertos en selección de Nexian nos dan algunos consejos para afrontar este tema en las entrevistas de trabajo:
Sé honesto: la sinceridad y la transparencia son siempre una buena idea, también en los procesos de selección. Lo importante no son tanto los motivos, sino cómo reaccionaste ante el despido y cómo te enfrentas a contarlo de forma posterior. Evita mentir o edulcorar la situación ya que fácilmente podrán acceder a las referencias y conocer la situación real.
No culpes a la empresa: siempre tendemos a culpar a otros de lo que nos sale mal. Debemos evitarlo, sobre todo durante las entrevistas de trabajo ya que, al hablar mal sobre compañeros o jefes, solo conseguiremos que piensen que haremos lo mismo con la empresa para la que nos están entrevistando.
Si la pregunta es directa y, efectivamente, es inevitable la alusión podemos utilizar respuestas como “prefiero no entrar en eso al ser un tema del pasado y, además, las otras personas están ausentes” o “prefiero centrarme en el futuro y en todo lo que puedo aportar a esta empresa”.
En cualquier caso, lo mejor es llevar una respuesta preparada para esta pregunta, evitando así la improvisación y que el resultado no sea el esperado.
Sé preciso y utilizo los términos exactos: a la hora de detallar el despido, quizás tengas que aludir a procesos laborales o judiciales, por lo que es importante conocer los términos exactos para proporcionar una explicación documentada e informada.
Utiliza la experiencia: sufrir un despido también puede ser consecuencia de causas estructurales de la empresa. En cualquier caso, siempre debemos hacer valer la parte positiva de nuestra vivencia, destacando la experiencia adquirida, los conocimientos obtenidos y los contactos logrados.
Ensaya la respuesta: aunque llevemos la respuesta pensada, es importante que ensayemos la situación para que nuestro lenguaje corporal no nos juegue una mala pasada y consigamos desarrollar nuestro argumento de la forma buscada.